“Si los hombres escupen el suelo se escupen a sí mismos.” Cacique Seattle. NO E.U.
Es hermoso caminar con los pies desnudos sobre el pasto. Pero pensemos que ese verde tapiz, se va raleando cada vez más, hasta convertirse en espinas que dañan nuestra piel. Eso significa que si no sabemos cuidar la delgada capa superficial del suelo, usado para producir bienes y servicios ; cuyo espesor varía según el clima, entre 20 y 30 cm; se va a llegar a un momento, en que no se va a poder producir más.
El suelo se agota. Algunos dirán que la Tecnología nos permite revertir las deficiencias; pero hasta que punto. Los monocultivos, de una agricultura industrializada con su batería de químicos, empobrecen y degradan el suelo. La Tierra tiene sus procesos de recuperación más lentos, que las ambiciones humanas, que parecen estar subidas a un tren bala.
Es tiempo de introspección, de mirar adentro nuestro y desechar los dioses que nos han impuesto: consumismo, individualismo y competencia feroz. Cada uno de nosotros debería ser el cambio que quiere ver.
Tenemos que pensar que los sistemas naturales, como el suelo, tienen un límite en su uso y cuando este es traspasado, los daños no se pueden cambiar. Es decir no se puede dar marcha atrás.
La tierra no crece, el sol no nos va a dar más energía de la que nos brinda.
Al momento de planificar futuras cosechas, como ahora lo estamos; debemos reemplazar la simple búsqueda de rentabilidad a cualquier costo, por un pensamiento que nos trascienda. Sólo así podemos crear tecnologías y modos de producir que estén al servicio del hombre y no dañen la naturaleza.
Entonces sí, podremos hablar de futuro como algo nuevo y no como una mera repetición del pasado.
A.N.A.
